33,34,35,36 de 100 sonetos y un suicidio

XXXIII

MADRID

Desertica montaña sin hielo,
castiza bandera transparente,
sucia ciudad brillando desde el cielo,
capital de mi sexto continente,

Gran Vía de bisones y gualtrapas,
mar hundido en el mar de una botella,
mezcla de culturas,negras chulapas
que malviven de alquiler en sus estrellas.

Centro suburbial de mis retinas,
la puta virginal de las esquinas,
organillo del rock y el rithm and blues,

una isla rodeada de ciudades,
antojo de todas mis maldades,
Madrid si he de morir, mátame tú.

XXXIV

GRAN VÍA

Gran Vía es una calle donde pasa
los reyes,Marylin, los emigrantes,
amplia avenida hogareña sin casa,
garganta profunda de los cantantes.

Nace en Cibeles,muere en Plaza España,
descansa en Callao,zorrea en Montera,
acera que se lava las pestañas
con la lluvia otoñal de primavera.

Promesa y media tarde en los hostales,
edificios amargos con cristales
reflejando una urbana poesía,

holocausto en la mente del cartero,
senda del corazón aventurero,
terriblemente hermosa eres Gran Vía.

XXXV

EL ROSTRO DEL RASTRO

Dichosos los domingos con resaca
donde acudo a perderme en el barullo,
provisto con vermout en la petaca,
aquí lo imposible podrá ser tuyo.

Romería de golfos carteristas,
entre telas,hojalatas,harapos,
los viejos reciclados falangistas
reciclan aguiluchos de sus trapos.

Mostrario de pajeros,curas laicos,
anticuarios vendiéntote mosaicos,
boinas del Che contra puros de Castro,

postal de postales,infancia en cromos
del pasado contándote quien somos
meros lloros en el rostro del Rastro.

XXXVI

AMBOS

Tú de alta montaña, yo de llanura,
tú fuente liviana, yo de secano,
tú luz de luna, yo un alma oscura,
tú hada del cuento, yo el cruel villano,

tú de chaqueta, yo en bata de cola,
tu efervescente, yo pura aspirina,
tú tan reunida, yo un alma sola,
yo tu mirada, tú mi retina,

tú santo y seña, yo ama de llaves,
yo tan amargo, ¿tú a que me sabes?,
yo sin papeles y tú en la fontera,

tú a mil por hora, yo a la deriva,
tú puro verso, yo quien te escriba,
siempre a tu modo, yo a mi manera.

Rubén Anyolini