Agridulce

     Encontraron su cuerpo inerte postrado en una silla de madera en medio de la sala. La boca abierta lo más posible y el resto de su cara viendo hacia el techo. Su postura era incomoda pero relajada, sus piernas extendidas y abiertas, sus brazos caídos como si se hubieran rendido desde mucho antes.El aire era liviano con un leve olor a putrefacción, llegaron a tiempo, el cuerpo conservaba todavía algo de frescura. Entre más se acercaban el olor se intensificaba. Al inspeccionarlo más cercanamente pudieron concluir que ese aroma fétido venia directamente de su cavidad oral. No solo era el mal olor lo resaltable de ese cuadro grotesco, había algo que faltaba. A esa cara, mejor dicho a esa boca se le había removido su lengua. Podría agregarse a ese detalle el hecho que fue un trabajo muy malo, esa extirpación de lengua. Parecía que fue jalada bruscamente hasta arrancarla. Vaya sadismo.

En su muñeca había un brazalete, de hierro muy sencillo. No tenía decoración o mensaje alguno. Tan solo el número de identidad del propietario y un número de teléfono. La lógica les dijo que tenían que llamar a ese número lo cual hicieron. Después de una breve espera alguien contestó. Era una secretaria, del consultorio de un psiquiatra. Se le explico que tenía al parecer un paciente muerto, no ocupo más explicaciones y en veinte minutos llego al lugar de los hechos. Examinó el cuerpo sin vida. Tomo unos apuntes en una libreta pequeña con un bordado de cuero negro. Su bolígrafo era muy estilizado, de un color plateado que parecía brillar más entre se le daba uso prolongado. Cerró su libreta y la guardo en su bolsillo de pantalón izquierdo mientras nos daba una mirada desconsolada y confundida. Nos explicó que ella era un paciente reciente, no más llevaba dos citas con él. La razón era porque constantemente tenia sueños en los que su orgullo se manifestaba y le mataba a golpes, otras ocasiones soñaba que una lengua gigante se enrollaba en su cuerpo y la presionaba hasta hacerle explotar en sangre. Siempre que tenía estos sueños se despertaba con gran dolor en su pecho.Quiso seguir explicándonos pero todo eso tuvo que ser puesto en pausa al ver que el cuerpo de esa mujer comenzaba a expandirse, específicamente en el área torácica. El crecimiento seguía de manera agresiva, hasta que lo que en nuestras esperanzas mórbidas esperamos que no sucediera se dio a pasar, y su pecho estalló. Inmediatamente toda esa sala estuvo cubierta de sangre y de manera inexplicable, de cientos de lenguas.

La labor de limpieza iba a ser ardua y duradera. Aquellas tres personas agradecieron que ellos no tenían que ver con ese delicado y hermoso proceso del levantamiento de cuerpo. Los encargados de la morgue y policía tardaron unas buenas tres horas en recoger todas las lenguas, limpiar la sangre y bizcochos de carne en toda la sala, después de todo estaban en la residencial más prestigiosa de la ciudad modelo que justamente llevaba un mes de abrir sus puertas al mundo exterior. Este es el tipo de cosa que no puede salir al descubierto, ya se podían imaginar el ciclón caótico de los medios. Ese día solamente se iba a reportar un atasco de tráfico por la zona, nada más, nada menos. El sol desapareció y con ello el Doctor y los oficiales terminaron sus informes y cada quien partió a sus respectivos lugares. El Psiquiatra pues, iba rumbo a su casa. Los oficiales sin embargo tenían una larga noche de contar lenguas para asistir el reporte forense. El conteo preliminar eran ciento y tres lenguas que salieron de la cavidad torácica de la “paciente”, ahora solo era de llegar a la jefatura y confirmar que ese dato fuese cien por ciento certero.

El camino a la jefatura fue de mucha reflexión silenciosa. Ellos habían visto muchas cosas “extremas” en sus labores pero nada como lo que hoy había ocurrido.
-       “Y pensar que al principio solo íbamos a encontrarnos con un caso de algún tipo de Acumuladora que teníamos que obligar a que limpiara sus mierdas o si no que desalojara…”
Fue lo único que se dijo en ese automóvil. Fue lo único que valía la pena recordar.
Sonaron las 9pm. Y eran noventa y nueve lenguas contadas. Aquella pareja no sabía si era la hora, el estrés psicológico de ese día o la cafeína degastada en su sistema que ya los estaba empujando al delirio y cansancio, pero la idea de cumplir con esta tarea bizarra los llevo a completar aquella labor, solo para realizar que faltaba una lengua.



     En otro lado de aquella ciudad, en una oficina o más bien consultorio dos personas se reunían y discutían como amistades antiguas que tenían siglos que relatar.
-       “Hoy si tengo un manjar para usted!”
Exclamo el Doctor mientras lentamente deslizaba lo que parecía ser un paquete envuelto en papel barato, como en el que se envuelven las panaderías de las tiendas de conveniencia de barrio.
-       “Eso espero, llevo meses sin probar algo que valga la pena”
Dijo el hombre misterioso mientras abría aquel paquete como si fuese un niño en navidad.
-       “Lengua, ya he comido lengua varias veces, me ha decepcionado nuevamente doctor.”, dijo de manera seca.
-       “ Al contrario mi estimado! Esta lengua no es normal! Esta lengua está cargada de culpa y de orgullo, una mezcla agridulce que definitivamente le dará un sabor inimaginable! Es más, esta lengua estuvo bañada tanto tiempo en esos sentimientos que si usted le apretase de lo más gentil notara que hasta jugos aromáticos brotaran de ella!” , refuto el doctor.
Aquel hombre presiono la lengua como le fue indicado, y sus ojos se abrieron. Sus pupilas se dilataron al extremo. Lo que el doctor le dijo era cierto, aquella lengua era jugosa y desprendía un olor que sus receptores no sabían identificar.  No hubo más comunicación entre ellos, inmediatamente el hombre le dejo una maleta con una cantidad de billetes suficientes para darle una vida digna a una persona por un año. Finalizada la transacción el doctor dejo ir un grito repentino a su cliente que estaba ya por cerrar la puerta del consultorio,

-       “Recuerde! Este tipo de comidas deben de acompañarse de un buen vino tinto!” 

1 comentario:

Lluvia de abril dijo...

Excelente, intenso, de una psicología extraña... Me gustó mucho!
Gracias por compartirlo Roque!
Besos!
Bl