Los ojos de Lea


El comandante de la Guardia Suiza nunca llegó a cruzar el umbral. Tres disparos certeros le cortaron de tajo los pensamientos. A esa hora esperaba reunirse con Lea. Le había entregado el anillo y querían comenzar los planes; pero por una llamada urgente desvió el camino, a una casa lejana, donde a punto estuvo de detener a Luca Weber, el más temible capo. Ahora extrañamente le habían enviado solo, solo y su alma, solo y su arma. Sólo fue cuestión de llegar a la sala, todo oscuro y no adivinó la sombra que con una carcajada se dejó disparar. Luego fue cuestión de esperar. Como un juego sombrío, Weber se movía, haciendo sonidos aquí y allá. Entornando los ojos, el comandante quiso distinguir entre las sombras dónde estaba Luca. Sólo alcanzó a ver el brillo de una apatita, y recordó, con una corriente helada en la espalda, la joyería, el restaurante, los ojos de Lea. Quiso correr, pero ya no alcanzó la puerta.

2 comentarios:

Abi Finch dijo...

Aaaaaaaaaay weeeeey lo mató!!!
Buenisimo Flora!!!!

Flora Isela Chacón dijo...

gracias Abi!! :D