El Cubiculo II – Navajas




La marcha fúnebre de cada día
Desamparo aprendido matutino
Levantándome de mi alegría onírica
Viendo mi tranquilidad volverse fallida

La ropa, la última defensa personal
Tocando el suelo, la definitiva señal
Cualquier idea de que hoy es para descansar
Se acaba cuando a la perilla de la puerta digo a tirar

Un vistazo a mi cara en el espejo
La evaluación rutinaria de necesidades
Concluyo  que la cara no ocupa cortarse
A comenzar el proceso digo tirarme

Cada gota, una navaja
Borrando todo letargo de mi
Purgándome de mi paz
Arrastrándome a la realidad inevitable

Las preguntas brotan en la forma de porque
Porque hago esto?  Porque es tan doloroso?
La tortura continua por un tiempo
Despojado de mi felicidad, salgo de ahí

Mi prisión, mi infierno con código de vestimenta
Me pongo mis esposas y mis grilletes
Limpio cualquier sonrisa que me queda
Y me preparo para encarar el sufrimiento

El carruaje llega, siempre a tiempo
Sus puertas se abren mientras  sus corceles me rugen amargamente
Como entrar al averno, toda esperanza abandonada
Es tiempo de sentarme, al lado de mis compañeros maldecidos

Pero al verlos no puedo evitar pero envidiarlos y pensar
En como de esta experiencia se pueden alegrar
En como yo encuentro eso imposible
En como sus pláticas irrelevantes me irritan

Que me espera hoy? Me digo a mi mismo
Sera hoy otro día nefasto? Me contesto
Cierro mis ojos en un final intento de negación
Mientras las puertas se cierran y tomamos camino

1 comentario:

Lluvia de abril dijo...

Tengo miedo... Pero espero la segunda entrega...
Tu estilo me atrapa Roque!
Besos...
Bel