La marcha fúnebre
de cada día
Desamparo
aprendido matutino
Levantándome de
mi alegría onírica
Viendo mi
tranquilidad volverse fallida
La ropa, la última
defensa personal
Tocando el suelo,
la definitiva señal
Cualquier idea de
que hoy es para descansar
Se acaba cuando a
la perilla de la puerta digo a tirar
Un vistazo a mi
cara en el espejo
La evaluación rutinaria
de necesidades
Concluyo que la cara no ocupa cortarse
A comenzar el
proceso digo tirarme
Cada gota, una
navaja
Borrando todo
letargo de mi
Purgándome de mi
paz
Arrastrándome a
la realidad inevitable
Las preguntas
brotan en la forma de porque
Porque hago
esto? Porque es tan doloroso?
La tortura
continua por un tiempo
Despojado de mi
felicidad, salgo de ahí
Mi prisión, mi
infierno con código de vestimenta
Me pongo mis
esposas y mis grilletes
Limpio cualquier
sonrisa que me queda
Y me preparo para
encarar el sufrimiento
El carruaje
llega, siempre a tiempo
Sus puertas se
abren mientras sus corceles me rugen
amargamente
Como entrar al averno,
toda esperanza abandonada
Es tiempo de
sentarme, al lado de mis compañeros maldecidos
Pero al verlos no
puedo evitar pero envidiarlos y pensar
En como de esta
experiencia se pueden alegrar
En como yo
encuentro eso imposible
En como sus pláticas
irrelevantes me irritan
Que me espera
hoy? Me digo a mi mismo
Sera hoy otro día
nefasto? Me contesto
Cierro mis ojos
en un final intento de negación
Mientras las
puertas se cierran y tomamos camino
1 comentario:
Tengo miedo... Pero espero la segunda entrega...
Tu estilo me atrapa Roque!
Besos...
Bel
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