Era una ciudad hipotética, que hipotéticamente vivía,
que primero fue grande y después tierra de encuentro, pero que a pesar de los
años, seguía creciendo de manera hipotética.
Hubo una vez un gobernante aguerrido, luego uno gris y
luego otro medio pazguato, pero que terminó más manchado que un cisne en el
derrame del Golfo.
La ciudad hipotética tenía un gobernante hipotético,
que de vez en cuando necesitaba tirantes para su pantalón, y cuyo discurso era
uno, cuyo trato era otro y cuyas acciones eran también hipotéticas, no
solucionaba ni daba resultados.
Tenía también un Poder Judicial más que hipotético,
patético, que a modo quitaba y ponía, que a petición se movía y ejercía su
poder también hipotético.
Tenía un Poder Legislativo que hipotéticamente era
diverso, que en teoría encontraba oposición y en la práctica su voto era
parejo, nada hipotético, y a cuyos integrantes se les veía ejercer, casi por
mayoría y también hipotéticamente, su encomienda popular. Se les veía de pronto tener hipotéticas ideas sobre
ésta o tal problemática, que luego eran otros quienes las desarrollaban, se les
veía también haciendo sus gestiones, que mucho tenían de amiguismo o
compadrazgo, nada hipotético.
Tenía además un alcalde que reconocía no poder con el
paquete, menos hipotético, de dar seguridad a sus ciudadanos y nada pasaba,
nadie le reprochaba entonces que si no podía que renunciara; las críticas y
cuestionamientos eran pues, también hipotéticos.
Había en esa ciudad algunos medios de comunicación que
sólo servían como negocio, nunca hipotéticos, en los que la pluma se usaba
para arremeter por dinero o para hacer cosquillas si se dirigían hacia el
gobernante en turno.
Su sociedad era también hipotética, porque de esa
forma vivía feliz, se desarrollaba tranquila y en paz, y siempre demandando de
sus autoridades hipotéticas, el bienestar hipotético que merecían.
Era pues una ciudad hipotética, donde no pasaba nada y
el nivel de vida era envidiable, donde no caían los muertos en las calles ni
nadie se espantaba con los diarios, donde se decía una cosa y se hacía otra,
donde vivían tres millones y medio de seres sin decisión ni opinión, una ciudad
triste, gris, dormida, hipotética, de la que nadie supo dónde estaba ni cómo
terminó.
2 comentarios:
"una ciudad triste, gris, dormida, hipotética, de la que nadie supo dónde estaba ni cómo terminó."
=( Que tristeza da pensar que todos podemos ser parte de esa hipótesis mi Floris!
Gracias por tu texto!
Besos!
Bel
por allí si te lees este comentario me ayudas con la palabra: "pazguato".
excelente el texto, desgraciada realidad de nuestras ciudades, con problemas reales, muchos sentirán identificación instantánea con esa ciudad
un abrazo!
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