Y aquí sigo


Todas las noches lo último que digo es tu nombre
como un rezo quedito para que la almohada te traiga hasta acá 
a veces llegas de improviso cuando no te espero
y el brillo de tu ojo derecho no me deja dormir.

Quién sabe qué hizo la vida enredándome a tus rizos
quién sabe qué venda se me posó en los ojos
para no atender señales ni ausencias ni besos ajenos

Y aquí sigo, haciendo versos tristes que no riman
con las cuatro letras de tu nombre
con estas sesenta y cuatro noches sin ti.

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