En manos de una niña manos de mantequilla.

En un cálido intento por darle la cara,
Y para sincerarse tan solo un poco,
O quizás para explicar humildes porqués,
O para compartirles de todo un poco.

Fue uno de tantos momentos vividos,
Que no debemos quedarnos solo para nosotros,
Porque le pertenece al mundo entero,
Porque el mundo entero te lo ofreció.

Podría llamársele catástrofe gloriosa,
Puesto se retorcía entre poesía y placer,
Entre tiernas nostalgias de una niña miedosa,
Que no cuestiono solo por no querer comprender.

Quizás fue obra de pura inspiración,
O su imaginación jugándole una broma,
O en las escondidas le torturaron,
De poco a poco sus sueños.

No hubo formas rusticas de simpleza,
Y no pudo ni tomar lápiz y papel,
Porque se atonto entre un por siempre inexistente,
Y como es de imaginarse se equivoque otra vez.

Y en un fallido intento,
De querer explicar lo que su alma siente,
Entre confusas manías,
De querer tenerlo todo bajo control.

Se enloqueció y se aturdió a la vez,
De poco a poco se pregunto ¿Por qué?
Y simple y sencillamente,
Era Porque era realmente feliz.

Era por todo su ser,
Quería y era fiel de ese querer
Pero el porqué quejón,
Le toco con manos frías…

Pensamientos fugases.
Aun que ella le llamaría,
Lluvia de extraños pensamientos,
Fragmentos de un alma delirante.

Y en un instante, tan solo en un instante,
En el que se es, lo que no se aparenta,
Y solo te has dado cuenta cuando
Se desvanece en entre tus manos…

Y un pensamiento le acompaña, Era Frágil…